¿De qué hablamos cuando hablamos de debatir? Los presidenciables y sus discursos vacíos.

Por Roxana Rodríguez

I

Evidentemente no podía pasar desapercibido este segundo debate realizado en Tijuana, frontera norte de México, cuyos únicos tres temas aludieron a la situación del país en contexto internacional en tres niveles: comercio exterior, seguridad fronteriza y derechos de los migrantes. En esta ocasión,  me invitaron a participar a la reunión de #Verificando, donde nos reunimos periodistas, especialistas y demás conocedores de temas migratorios y fronterizos. Una dinámica interesante, de inmediatez y disposición a informar de forma oportuna y veraz: nos citaron a las nueve de la noche para explicarnos la dinámica, nos dividieron en tres bloques, de acuerdo a los temas, escribimos las oraciones propensas a verificar de cada una de las participaciones de los candidatos, discutimos las que eran más viables de corroborar y, en función de ello, las investigamos para afirmar o no su verdad o falsedad. A la una y media de la madrugada estábamos fuera algunos. El resultado final de este ejercicio lo encuentran en el siguiente link: https://verificado.mx/verificaciones-segundo-debate-presidencial

 

Este preambulo, además de anecdotario, sirve para trazar las diversas aristas desde las que se puede analizar un debate en la frontera. Para no extenderme, #Anaya fue quién mejor pudo responder a las preguntas, pero sin duda quien pierde con estas simulaciones discursivas es la sociedad mexicana en general. Si bien es cierto que los presidenciables estuvieron más relajados, se nota que han practicado, se ven menos nerviosos y acartonados, especialmente Mead y AMLO, lo cierto es que no tienen idea de lo que es la frontera norte de México, lo que me hace pensar que de la frontera sur no se hablará mucho en las campañas. Los moderadores, además de prepotentes, agresivos. Lo mejor fue el público, sin duda, y que se les haya permitido participar con algunas preguntas.

II

Con respecto al primer tema: comercio exterior,  los candidatos dieron respuestas generales, en función de un solo negociador binacional: Trump. Aluden a “México en el mundo” en una sola dirección: Estados Unidos. Por ello, cuando se les pregunta cómo van a formalizar su relaciones exteriores se refieren al respeto, a la dignidad, a la humillación. Ambigüedades morales y nacionalistas que carecen de contenido. Algunos quizá alcanzan a lanzar alguna idea como aumentar el salario en la franja fronteriza, igualar condiciones laborales entre los países firmantes del TLCAN, incentivar la producción interna y nada más. Este aislamiento de nuestros candidatos, que solo alcanzan a ver a nuestros vecinos del norte como posibles socios comerciales, mientras que a los vecinos del sur (Guatemala, Honduras y El Salvador) se les menciona como socios de cooperación en el reguardo de las fronteras, es inaudito.

Sobre la seguridad fronteriza, desde el planteamiento en sí ya tenemos problemas, pues ha sido la estrategia implementada, primero por Calderón, y en mayor medida con Peña Nieto mediante el Plan Frontera Sur desde 2014. Esta estrategia de externalizar la frontera, como la conocemos normalmente quienes nos dedicamos a esto, consiste precisamente en poner los candados lo más al sur del país, para evitar que los migrantes (cualquiera que sea su situación y su origen) lleguen al norte del país, en combinación con un aumento considerable, durante la época de Obama, de las deportaciones. Sin embargo, esta estrategia nos es recíproca pues mientras se cierra el paso a personas se abre a drogas y armas.

Los candidatos siguieron “debatiendo” entre dimes y diretes, bromas, ocurrencias y demás intentos por llamar la atención, terminar a tiempo, dar un mensaje a la nación, y muchos etcéteras. Nada rescatable, nada que no supiéramos, algunas cifras acertadas, otras no tanto.

Ahora bien,  afirmo que Anaya pudo contestar mejor que el resto, independientemente de que no tengo ninguna simpatía por él, porque fue el único que pudo poner en palabras el sentir de la población. Uso el ejemplo de legalizar la droga. De entrada dice que no es una ruta, que en todo caso es necesario hacer trabajo de prevención y emplea el caso de Ciudad Juárez y, cito: “la mamá trabaja, el papá trabaja, quien educa: la calle”. Una afirmación completamente cierta y, desde mi perspectiva, si queremos realmente proponer una política fronteriza y migratoria, adecuada, en términos sociodemográficos, económicos, de derechos sociales y humanos, transnacionales y transfronterizos, debemos partir del sentir social. Ojalá no se quede solo en campaña y ojalá los presidenciales hicieran más caso a la ciudadanía, a la gente de a pie, para traducir nuestras necesidades en política pública.

III

El INE ahora sí se aplicó e hizo su chamba mejor que los partidos con estos spots:

 

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