La semana pasada nos sorprendió que el gobierno alemán reconociera la matanza de miles de armenios por el Imperio Otomano en 1915. Nos sorprendió en dos sentidos, en el positivo y favorable, es decir, en el reconocimiento de la lucha de un pueblo que por 101 años había solicitado justicia para sus muertos. En el político y estratégico, no puedo afirmar que negativo y desfavorable, como algunos medios de comunicación lo hicieron notar, dada la delicada situación actual entre Turquía y la Unión Europea, esta resolución del parlamento alemán provocó lo que ya sabíamos que iba a pasar: la ira de Erdogan.
No era muy complicado prever la reacción del presidente turco dada su personalidad y, sobre todo, si hacemos un recuento de su gobierno durante los últimos meses. Un gobierno manchado por persecuciones a periodistas y académicos contrarios a su administración, maltrato a refugiados y, sobre todo, por legitimizar la vulnerabilidad de los que están en guerra para beneficio propio, mediante la firma del acuerdo con la Unión Europea.
Como era también previsible, Erdogan amenaza con dejar de hacer “el trabajo sucio” de la Unión Europea. Es decir, el parlamento europeo decidió, como política migratoria y fronteriza, externalizar las fronteras del espacio Schengen a terceros países, primero Marruecos, ahora Turquía, para que éstos se hagan cargo de los refugiados y los migrantes que intentan llegar a Europa a pedir asilo, ya sea que los deporten, que los “acojan” en centros de refugiados o en centros de detención, o los desaparezcan… Eso realmente no importa mucho por ahora, como parece ser dadas las últimas imágenes en las costas de Libia, donde cientos de cuerpos muertos han amanecido en los últimos días.
Dudo que Merkel no haya calculado esta situación, la pregunta obligatoria es ¿por qué el parlamento alemán decide aprobar esta resolución sabiendo cómo iba a reaccionar Erdogan? ¿Acaso Merkel está tomando revancha por el boicot que le hicieron el resto de los países europeos cuando optó, en agosto pasado, por desconocer la regulación Dublín y permitir que un millón de refugiados sirios se instalarán en Alemania?
La Unión Europea mal y de malas… ¿quién se beneficia con el berrinche de Erdogan? En Europa las cosas pasan demasiado rápido en estos últimos meses y parece no haber tiempo para realizar un análisis serio de la situación, de las muertes, de los costos, de las reformas necesarias… ¿Acaso esto también es parte de una estrategia política para desestabilizar más a al región? Especialmente cuando el 23 de junio se vota en Reino Unido la permanencia o no de este país en la Unión Europea (Brexit). Me aventuro a una pregunta más, ¿aunado a la reacción de Erdogan, habrá también una amenaza de DAESH frente a los países europeos? Al final, lo que menos importa es cómo ofrecer condiciones de vida digna a los refugiados sirios que llevan más de cinco años en guerra, ¿por qué ningún país occidental ha intentado frenarla?