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Cartografía de las fronteras. Diario de Campo

Este diario es resultado de la observación realizada en tres zonas de convivencia fronteriza en tres continentes distintos (África, Asia y Europa), al tiempo que da cuenta del seguimiento mediático de los refugiados sirios, afganos e iraquíes que se suben a un barco con el objetivo de llegar a costas griegas o italianas, para posteriormente intentar llegar lo más al norte europeo que les sea posible, atravesando diversas “fronteras verticales”. Lo mismo que de los migrantes mal denominados económicos de varios países africanos que se quedan varados horas en las vallas de Ceuta, hasta que la policía migratoria los baja a palos para evitar que crucen la “frontera horizontal” del Mediterráneo. De la situación que viven los palestinos que día a día son acosados por los militares israelíes en los cruces y garitas de las “fronteras internas”. O las notas periodísticas que dan cuenta de los desalojos de lo que he denominado “las zonas de convivencia de limbo administrativo”, entiéndase los campos de refugiados que han crecido de forma irregular en diferentes zonas de convivencia fronteriza, como el de Calais (Inglaterra-Francia), o en el monte Gurugú (Marruecos-España), e Idomeni (Grecia-Macedonia).
Este diario también pretende esgrimir nuevos argumentos y un estilo de redacción teórico-filosófico que se desvincula del trabajo etnográfico y particularmente de los estudios migratorios. Es por ello que en la presente cartografía daré cuenta de este dinamismo fronterizo-conceptual, a veces asincrónico, contradictorio a los ideales del cosmopolitismo kantiano y a las concepciones hospitalarias de Derrida (otra investigación que me ha servido para deconstruir la política exterior de la Unión Europea de cara a la mal llamada “crisis de refugiados”).
Difícilmente en este diario de campo encontrarán los indicadores tradicionales de la demografía, la economía, o la sociología en un mapeo geográfico. En todo caso le he apostado a desmontar la práctica del derecho internacional y su universalidad, dando cuenta de los epistemicios y colonialismos que se hacen patentes en la política exterior vigente en la Unión Europea, especialmente en la práctica globalizada de externalizar las fronteras hacia los países africanos y de Medio Oriente con una cartografía epistemológica y estética.

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#MigrationPartnershipFramework: La Unión Europea recompone el rumbo sobre la política de refugiados

Ayer preguntaba quién se beneficiaba con el berrinche de Erdogan, un día después tenemos la respuesta, la Unión Europea, el parlamento europeo. Hace unas horas acaban de presentar una nueva propuesta de política migratoria que como se observar en los gráficos pretende, entre otras cosas, otorgar un mejor trato a los refugiados sirios, afganos, iraquíes, que abandonan sus lugares de origen por motivos de guerra, y a quienes se les habían negado no solo las posibilidades de recibir asilo en Europa, sino también las certezas de ser escuchados fuera del territorio turco.

13418799_10154277959519329_5058580986107398293_n.jpgEsta nueva propuesta parece ser que va más allá de la política de externalización de fronteras, aunque en realidad es una versión matizada de la misma, pues ahora involucra a otros actores, otros países del norte de Africa, no solo a los de la Liga Árabe, lo que permite, como se dice coloquialmente, “matar dos pájaros de un tiro”: quitarle a Erdogan el control sobre la conducción de las fronteras fuera del espacio Schengen; y hacer corresponsables a los estados de Medio Oriente de las guerras civiles de la región que orillan a sus ciudadanos a pedir asilo en Europa, así como a los países africanos de las condiciones económicas que orillan a sus conciudadanos a migrar a Europa.

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El “Nuevo Marco de Asociación en Materia de Migración: una cooperación reforzada con terceros países para gestionar mejor la migración”, como aparece en el comunicado de prensa, pretende:

establecer asociaciones a medida con los principales terceros países de origen y de tránsito, empleando para ello todas las políticas e instrumentos de que dispone a fin de obtener resultados concretos.

Para ello, este nuevo marco estará sustentado en una serie de “pactos”, “que se desarrollarán conforme a la situación y a las necesidades de cada país socio, según se trate de un país de origen, un país de tránsito, o de un país que acoge a un gran número de personas desplazadas”.13418869_10154277959524329_8472560720137668824_n.jpg

Sin duda este nueva forma de redireccionar la política migratoria y las política de asilo puede ser que funcione a largo plazo, pero no resuelve en lo inmediato la situación en la que se encuentran miles de refugiados, ya sea en el interior del espacio Schengen o en los campos de refugiados turcos, como tampoco resuelve el centenar de muertes de la última semana en las costas libias.

Aunado a esta propuesta, falta revisar el Reglamento Dublin, específicamente el artículo 13, el que se refiere a la entrada o estadía en la Unión Europea de los solicitantes de asilo. De igual forma, es necesario repensar la política de externalización de fronteras que seguirá presente en el imaginario colectivo de varios gobiernos. Finalmente, es necesario  reabrir las fronteras internas que ciertos países de la Unión Europea han cerrado para impedir el transito de personas desplazadas. Así como proponer políticas culturales que combatan el racismo y la xenofobia al interior de Europa.

Si realmente se quiere hacer un cambio “global”, como afirma Ferderica Moherini, Alta Representante y vicepresidenta de la Comisión Europea, es necesario proponer un combo completo, de otra forma se estará parchando un hueco administrativo y ensanchando un hoyo legal.

 

 

 

La Unión Europea mal y de malas… ¿quién se beneficia con el berrinche de Erdogan?

La semana pasada nos sorprendió que el gobierno alemán reconociera la matanza de miles de armenios por el Imperio Otomano en 1915. Nos sorprendió en dos sentidos, en el positivo y favorable, es decir, en el reconocimiento de la lucha de un pueblo que por 101 años había solicitado justicia para sus muertos. En el político y estratégico, no puedo afirmar que negativo y desfavorable, como algunos medios de comunicación lo hicieron notar, dada la delicada situación actual entre Turquía y la Unión Europea, esta resolución del parlamento alemán provocó lo que ya sabíamos que iba a pasar: la ira de Erdogan.

No era muy complicado prever la reacción del presidente turco dada su personalidad y, sobre todo, si hacemos un recuento de su gobierno durante los últimos meses. Un gobierno manchado por persecuciones a periodistas y académicos contrarios a su administración, maltrato a refugiados y, sobre todo, por legitimizar la vulnerabilidad de los que están en guerra para beneficio propio, mediante la firma del acuerdo con la Unión Europea.

Como era también previsible, Erdogan amenaza con dejar de hacer “el trabajo sucio” de la Unión Europea. Es decir, el parlamento europeo decidió, como política migratoria y fronteriza, externalizar las fronteras del espacio Schengen a terceros países, primero Marruecos, ahora Turquía, para que éstos se hagan cargo de los refugiados y los migrantes que intentan llegar a Europa a pedir asilo, ya sea que los deporten, que los “acojan” en centros de refugiados o en centros de detención, o los desaparezcan… Eso realmente no importa mucho por ahora, como parece ser dadas las últimas imágenes en las costas de Libia, donde cientos de cuerpos muertos han amanecido en los últimos días.

Dudo que Merkel no haya calculado esta situación, la pregunta obligatoria es ¿por qué el parlamento alemán decide aprobar esta resolución sabiendo cómo iba a reaccionar Erdogan? ¿Acaso Merkel está tomando revancha por el boicot que le hicieron el resto de los países europeos cuando optó, en agosto pasado, por desconocer la regulación Dublín y permitir que un millón de refugiados sirios se instalarán en Alemania?

La Unión Europea mal y de malas… ¿quién se beneficia con el berrinche de Erdogan? En Europa las cosas pasan demasiado rápido en estos últimos meses y parece no haber tiempo para realizar un análisis serio de la situación, de las muertes, de los costos, de las reformas necesarias… ¿Acaso esto también es parte de una estrategia política para desestabilizar más a al región? Especialmente cuando el 23 de  junio se vota en Reino Unido la permanencia o no de este país en la Unión Europea (Brexit). Me aventuro a una pregunta más, ¿aunado a la reacción de Erdogan, habrá también una amenaza de DAESH frente a los países europeos?  Al final, lo que menos importa es cómo ofrecer condiciones de vida digna a los refugiados sirios que llevan más de cinco años en guerra, ¿por qué ningún país occidental ha intentado frenarla?