Por Miriam Yamile González Rizo y Elba Karina Rocha Solís*
La migración ha sido un fenómeno ampliamente estudiado a lo largo de la historia y ha tenido un impacto significativo en poblaciones y culturas de todo el mundo, ya que puede contribuir al enriquecimiento cultural, al intercambio de conocimientos y al desarrollo económico; sin embargo, también puede plantear desafíos en términos de integración, diversidad y gestión de recursos.
Incluso pueden ocurrir tensiones por las diferencias que existen entre las culturas, ideas, creencias, costumbres y demás, lo cual implica que esto no nos permita ver más allá del hecho de que personas de otros estados o países lleguen al espacio donde habitamos y de ahí que surjan problemas como la discriminación.
En este escrito, más que preguntarnos por las razones, lo hacemos por el pensamiento que hay detrás de la decisión que toman las personas para irse de su lugar de origen. Es decir, comprendemos que están buscando mejorar su situación, sobre todo económica, pero con el simple hecho de pensar en el progreso que pueden tener en un país de “primer mundo”, hace que nos cuestionemos de dónde viene este pensamiento y, sobre todo, para qué.
Desde nuestra perspectiva, esto tiene que ver con un pensamiento que genera una ilusión en el sujeto de que puede cumplir o realizar lo que más quiere y desea, pero al final los resultados suelen ser lo contrario. Por lo tanto, desde este contexto, consideramos la perspectiva de Adorno y Horkheimer de la Dialéctica de la ilustración, pues con ello deducimos que la ilustración ha demostrado tener un enfoque únicamente en la modernidad ya que, al estar en busca de desarrollo, ha provocado desplazamientos humanos, al tiempo que han creado tensiones por la búsqueda de oportunidades y la preservación de identidades culturales.
Con el “sueño de progresar” nos cuestionamos el hecho de que a veces, o casi siempre, no se toman en cuenta las dificultades o los obstáculos que atraviesan para obtener lo que necesitan ni tampoco todo lo que arriesgan para poder realizar algo. Para nosotras, la idea de progreso es un discurso que nos hace ver o creer que la situación puede cambiar fácilmente. Sin embargo, nos parece que discursos como éste suelen venir de personas que quieren conseguir algo a cambio. Un ejemplo puede ser el hecho que las empresas extranjeras se instalen en el país con el fin de “modernizar” el lugar, pero, en cambio, esto afectará la situación de una población, quitándole recursos importantes como el agua, lo cual luego provoca que la gente abandone su hogar.
Actualmente en la Ciudad de México hay una situación que está causando impacto por la gran cantidad de migrantes haitianos que se están viendo en las calles, incluso, esto ha causado risas en redes sociales, mientras que otras personas se cuestionan si su instalación es temporal o permanente.
Lo que en realidad importa de situaciones extremas como ésta, es lo que ocurrió en su país de origen para que tuvieran que abandonarlo. Este es un ejemplo de lo que se planteó al principio del escrito, cuando se desconoce el verdadero problema empiezan a surgir tensiones entre los migrantes y los habitantes del lugar donde llegaron.
Consideramos que el fenómeno de la migración no es más que el resultado de un “contrasentido” de la ilustración, en ella están todos los errores que se han cometido con la idea de progreso, es la máxima prueba de que los gobiernos no buscan el bien común, es un reflejo de la violencia del capitalismo, es la crisis que no saben o no quieren arreglar.
* Miriam Yamile González Rizo y Elba Karina Rocha Solís son estudiantes de la Licenciatura en Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Este ensayo fue presentado para certificar el seminario de Teoría Crítica, impartido por Roxana Rodríguez Ortiz, semestre 2023-2.
Estudios Fronterizos 