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Frontera hospitalaria: México y su política migratoria de puertas abiertas

Como estudiosa de las fronteras, lo que desde hace un par de días observo en la frontera sur de nuestro país es una frontera hospitalaria. Una nueva categoría para el modelo epistemológico de la frontera que desarrollé ya hace varios años y que a la fecha contaba con seis categorías: frontera subjetiva, frontera socio-histórica, frontera de la securitización, frontera glocal, frontera vertical y frontera horizontal (Rodríguez, 2016). 

Esta nueva categoría de frontera hospitalaria era la utopía de muchas, una apuesta teorética que permitía dialogar a varias disciplinas con enfoques distintos, desde la socioantropología hasta la filosofía, pasando por el derecho, pues existía la necesidad no solo de evidenciar la vejación de los derechos humanos de las personas migrantes y solicitantes de refugio en su tránsito por México, sino también de proponer políticas públicas en un contexto de neoconservadursimo en el discurso antiinmigrante y xenófobo, de corrupción y crimen organizado regional, desde el triángulo norte (Guatemala, El Salvador, Honduras) hasta Estados Unidos.

Pensar, imaginar, una frontera hospitalaria se convierte en el primer momento de la culminación de una larga investigación (Rodríguez, 2014). A lo que nos convoca ahora una frontera de puertas abiertas es a implementar modelos de sociedad, armonizados con la política igualmente hospitalaria, que se traduzca en derechos sociales para las personas migrantes y refugiadas en materia de salud, educación, vivienda y trabajo que, de acuerdo a lo previsto en el Plan de Desarrollo Integral para Centroamérica, es a lo que se compromete el gobierno actual . 

Podría, y quiero, incluso afirmar que Derrida no estaba equivocado, existe una hospitalidad incondicional, solo era cuestión de voluntad política, aunque algunos afirman que es resultado de los acuerdos de Marrakech y del Pacto Global Migración.

Desafortunada o afortunadamente siempre queda la duda, la sospecha del oficio que nos hace buscar incluso bajo las piedras para corroborar que la intuición no se confunde con la percepción. Los hermeneutas dirían que es necesario identificar los hechos, digo que no es suficiente. Las imágenes y las cifras del Instituto de Migración podrían darnos esas certezas, pero es solo un eslabón de la frontera. El otro es lo que dice la gente:

“No hay que dejarse poner ese grillete, para dárselo a uno le piden las huellas y ahí es donde lo fichan”, decía un señor que no había ido a la aduana. “Lo único que buscan es separarnos”, dijo otro, “que nos quedemos cinco días dispersos y luego ya perdemos fuerza como caravana”. Dos mujeres se unieron al grupo y una proclamó que ella había hecho el proceso, pero que luego le dio desconfianza y se arrancó el brazalete. “¡Pero ya fuiste a dejar tus huellas!”, le reprendió uno. Avergonzada, la mujer respondió: “Es que yo no sabía”, y le citaron a la hondureña de ojos amarillos que al parecer había sido fichada en una ocasión anterior por el gobierno mexicano, y luego agregaron su propio remate: resultó que esos datos habían sido enviados al gobierno hondureño para que la persiguiera.https://elfaro.net/es/201901/centroamerica/22900/El-nuevo-gobierno-mexicano-abrió-las-puertas-a-la-caravana-migrante.htm?fbclid=IwAR3ryu6MRzGXs974goyzHWdyzUw3jhZ7drGB-7U13r7WOeGh6fbkKfnzObE

Lo cierto es que por esta primera (y espero no única) ocasión, las personas migrantes y solicitantes de refugio caminaron por la frontera de Tapachula con libertad, como si estuvieran en su casa. Muchas decidieron aceptar la visa que el gobierno mexicano les ha ofrecido, otras siguen su camino al norte sin dicha visa, qué les pasará en el camino, no lo sabemos. Algunas personas llegarán a la frontera con Estados Unidos, otras quizá se regresen o decidan en el trayecto cambiar de opinión y aceptar la visa. Por primera vez, y espero que no a manera de excepción, tenemos una frontera hospitalaria no condicionada.

http://notinucleo.com/estado/llegan-primeros-migrantes-de-la-caravana-a-tapachula/

Considero que esta estrategia de frontera de puertas abiertas evidencia una apuesta distinta de política migratoria en consonancia con lo acuerdos internacionales que abarca cuatro aspectos fundamentales: el gobierno mexicano, aunque asume características de tercer país seguro, otra manera de externalizar la frontera norte, no le apuesta a una política de seguridad nacional como lo observamos en el sexenio pasado; “la humanización” de la política migratoria tiene un reto mayor, erradicar al crimen organizado que forma parte de la economía de la movilidad humana (polleros, narcotráfico, trata); fortalecer un estado derecho sin necesidad de seguir contratado los servicios (outsourcing) de las organizaciones de la sociedad civil, salvo las de la ONU; y comprobar que el desarrollo integral de la región no será una reforma laboral regional en menoscabo de los derechos sociales de las personas migrantes ni de las solicitantes de refugio ni de las comunidades receptoras.

Cartografía de las fronteras. Diario de Campo

Este diario es resultado de la observación realizada en tres zonas de convivencia fronteriza en tres continentes distintos (África, Asia y Europa), al tiempo que da cuenta del seguimiento mediático de los refugiados sirios, afganos e iraquíes que se suben a un barco con el objetivo de llegar a costas griegas o italianas, para posteriormente intentar llegar lo más al norte europeo que les sea posible, atravesando diversas “fronteras verticales”. Lo mismo que de los migrantes mal denominados económicos de varios países africanos que se quedan varados horas en las vallas de Ceuta, hasta que la policía migratoria los baja a palos para evitar que crucen la “frontera horizontal” del Mediterráneo. De la situación que viven los palestinos que día a día son acosados por los militares israelíes en los cruces y garitas de las “fronteras internas”. O las notas periodísticas que dan cuenta de los desalojos de lo que he denominado “las zonas de convivencia de limbo administrativo”, entiéndase los campos de refugiados que han crecido de forma irregular en diferentes zonas de convivencia fronteriza, como el de Calais (Inglaterra-Francia), o en el monte Gurugú (Marruecos-España), e Idomeni (Grecia-Macedonia).
Este diario también pretende esgrimir nuevos argumentos y un estilo de redacción teórico-filosófico que se desvincula del trabajo etnográfico y particularmente de los estudios migratorios. Es por ello que en la presente cartografía daré cuenta de este dinamismo fronterizo-conceptual, a veces asincrónico, contradictorio a los ideales del cosmopolitismo kantiano y a las concepciones hospitalarias de Derrida (otra investigación que me ha servido para deconstruir la política exterior de la Unión Europea de cara a la mal llamada “crisis de refugiados”).
Difícilmente en este diario de campo encontrarán los indicadores tradicionales de la demografía, la economía, o la sociología en un mapeo geográfico. En todo caso le he apostado a desmontar la práctica del derecho internacional y su universalidad, dando cuenta de los epistemicios y colonialismos que se hacen patentes en la política exterior vigente en la Unión Europea, especialmente en la práctica globalizada de externalizar las fronteras hacia los países africanos y de Medio Oriente con una cartografía epistemológica y estética.

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La Unión Europea mal y de malas… ¿quién se beneficia con el berrinche de Erdogan?

La semana pasada nos sorprendió que el gobierno alemán reconociera la matanza de miles de armenios por el Imperio Otomano en 1915. Nos sorprendió en dos sentidos, en el positivo y favorable, es decir, en el reconocimiento de la lucha de un pueblo que por 101 años había solicitado justicia para sus muertos. En el político y estratégico, no puedo afirmar que negativo y desfavorable, como algunos medios de comunicación lo hicieron notar, dada la delicada situación actual entre Turquía y la Unión Europea, esta resolución del parlamento alemán provocó lo que ya sabíamos que iba a pasar: la ira de Erdogan.

No era muy complicado prever la reacción del presidente turco dada su personalidad y, sobre todo, si hacemos un recuento de su gobierno durante los últimos meses. Un gobierno manchado por persecuciones a periodistas y académicos contrarios a su administración, maltrato a refugiados y, sobre todo, por legitimizar la vulnerabilidad de los que están en guerra para beneficio propio, mediante la firma del acuerdo con la Unión Europea.

Como era también previsible, Erdogan amenaza con dejar de hacer “el trabajo sucio” de la Unión Europea. Es decir, el parlamento europeo decidió, como política migratoria y fronteriza, externalizar las fronteras del espacio Schengen a terceros países, primero Marruecos, ahora Turquía, para que éstos se hagan cargo de los refugiados y los migrantes que intentan llegar a Europa a pedir asilo, ya sea que los deporten, que los “acojan” en centros de refugiados o en centros de detención, o los desaparezcan… Eso realmente no importa mucho por ahora, como parece ser dadas las últimas imágenes en las costas de Libia, donde cientos de cuerpos muertos han amanecido en los últimos días.

Dudo que Merkel no haya calculado esta situación, la pregunta obligatoria es ¿por qué el parlamento alemán decide aprobar esta resolución sabiendo cómo iba a reaccionar Erdogan? ¿Acaso Merkel está tomando revancha por el boicot que le hicieron el resto de los países europeos cuando optó, en agosto pasado, por desconocer la regulación Dublín y permitir que un millón de refugiados sirios se instalarán en Alemania?

La Unión Europea mal y de malas… ¿quién se beneficia con el berrinche de Erdogan? En Europa las cosas pasan demasiado rápido en estos últimos meses y parece no haber tiempo para realizar un análisis serio de la situación, de las muertes, de los costos, de las reformas necesarias… ¿Acaso esto también es parte de una estrategia política para desestabilizar más a al región? Especialmente cuando el 23 de  junio se vota en Reino Unido la permanencia o no de este país en la Unión Europea (Brexit). Me aventuro a una pregunta más, ¿aunado a la reacción de Erdogan, habrá también una amenaza de DAESH frente a los países europeos?  Al final, lo que menos importa es cómo ofrecer condiciones de vida digna a los refugiados sirios que llevan más de cinco años en guerra, ¿por qué ningún país occidental ha intentado frenarla?