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Qué viene después del Título 42 en la frontera México-Estados Unidos*

La pregunta del millón es qué va a pasar en los siguientes meses en la frontera México-Estados Unidos mientras se restablece un poco el orden (si es que existe alguna vez dicho orden en esta frontera tan caótica en términos generales) que asumo debe traer consigo el tránsito del Título 42 al Título 8 en todos los niveles de la política migratoria fronteriza y en la reacción de las personas migrantes que esperan en la frontera norte de México. La respuesta, como todo lo que sucede entre ambos países, es incierta para quienes nos dedicamos a estudiar las fronteras geopolíticas, eso no me impide poder visualizar algunos escenarios para el corto plazo que no son nada alentadores para las personas que esperan, confían, que el Título 8 será mejor que el 42.

El primer escenario ya lo empezamos a ver desde hace unos días: la militarización de las frontera entre ambos países. Joe Biden, presidente estadounidense, decidió enviar más de mil elementos del ejército a la frontera sur de Estados Unidos, al tiempo que el gobernador de Texas, Greg Abbott, propone una fuerza fronteriza especial para blindar-militarizar la frontera con la intención de disuadir a las personas varadas en el norte de México que esperan cruzar al país vecino previo a que concluya la medida sanitaria impuesta por Donald Trump durante la pandemia (Título 42). Medida que inició en 2020 y permitía la deportación en caliente de personas solicitantes de refugio que intentaban cruzar de forma irregular la frontera terrestre entre ambos países. Mientras la política migratoria mexicana desde el inicio de este sexenio ha consistido en una política policial de la migración a cargo de la Guardia Nacional.

A partir de 2018, con la llegada de las caravanas migrantes centroamericanas que cruzaron México de sur a norte, el limbo administrativo que se vivió durante la transición entre una administración y otra, sumado a la firma del Pacto Global de Migración, que apuntaló la migración (mundial) ordenada, regular y segura, observamos un aseguramiento de las fronteras a cargo de la Guardia Nacional que persiste a la fecha:

Para enero de 2022, el gobierno mexicano había desplegado 28 mil 397 elementos para la ejecución del Plan de Migración y Desarrollo en la Frontera Norte y Sur, de los cuales 13 mil 663 corresponden al Ejército, 906 a la Marina y 13 mil 828 a la Guardia Nacional, lo que corresponde al 48.7% del total de elementos desplegados (Moncada y Rojas, 2022, p. 38).

En 2021, durante el sexenio de López Obrador también se firmó el Entendimiento Bicentenario un plan de acción que sustituye a la Iniciativa Mérida, aunque el objetivo es el mismo: resguardar la frontera con la intención de “disminuir las adicciones y los homicidios, el tráfico de armas, personas y drogas, entre otros objetivos prioritarios y comunes” (SRE, 2021).

El segundo escenario consiste en el encarecimiento y la peligrosidad de nuevas rutas de movilidad humana, muchas de ellas cooptadas por el crimen organizado y, que obviamente, no disuaden ni impiden que las personas decidan dejar sus países de origen. Los flujos migratorios cada vez se desplazan desde lugares más remotos, como el Daríen, y triplican el trayecto que anteriormente hacían exclusivamente las personas provenientes de centroamérica.

El tercer escenario es que hay más personas en las fronteras en situación de limbo administrativo y son más las fronteras territoriales en general en las que se están promoviendo estas dinámicas de abandono como medida para disuadir a las personas en tránsito con la intención de que no se queden en los países, como México, porque sus gobiernos han adoptado una política migratoria de omisión, negligencia y corrupción.

El cuarto escenario consiste en un estira y afloje al interior de cada uno de los gobiernos: la pregunta es qué partido podrá capitalizar mejor y acorde a sus intereses de campaña el fenómeno migratorio. En Estados Unidos todo apunta a que serán los republicanos (y quizá el regreso de Trump a la presidencia) quienes se lleven las de ganar dada la falta de pericia política de Joe Biden para atender el tema migratorio. Desde mi perspectiva, Biden debió quitar el Título 42 una vez que ocupó la presidencia, por lo menos es lo que se esperaba del demócrata y esas fueron las señales de Kamala Harris al inicio de su gestión. Ahora ya es muy tarde y anunciar el fin del título 42 a la par de que la OMS anuncia el fin de la emergencia sanitaria covid19 complicó mucho la escena fronteriza y su futura reelección.

Contrario a lo que pasó en Estados Unidos, México capitalizó muy favorablemente el fenómeno migratorio beneficiando a los connacionales con toda la intención de atraer más remesas. De ahí que la política migratoria de omisión, negligencia y corrupción para el resto de las personas en tránsito no sea casualidad. Desafortunadamente la poca disposición de López Obrador a dialogar con la sociedad civil y la academia hicieron que el problema migratorio escalara a situaciones lamentables donde las personas migrantes han perdido la vida en manos de los propios responsables de velar por sus derechos, como sucedió hace unos meses en la estación migratoria de Ciudad Juárez.

¿Qué viene después del título 42? Nada alentador porque la situación en la frontera México-Estados Unidos es muy similar a lo que sucede en el resto del mundo. La militarización de las fronteras en general es parte de la política fronteriza mundial. Una política que en nombre de la gobernanza global de las migraciones solo atiende a los intereses particulares de las empresas coludidas con los responsables de velar por la seguridad del estado global (véase el caso de Frontex en la Unión Europea).

Muchos y muy variados esfuerzos se hacen cada día desde la sociedad civil y la academia, creo que es necesario seguir impulsando el diálogo con gobierno y no solo esperar a que llegue el 2024 y un nuevo presidente. Lo que observamos ahora en la frontera México-Estados Unidos es un escenario cíclico, se renueva cada tanto y quizá sea momento de voltear a ver cómo se sucedieron los eventos en el pasado. Sin duda la reconstrucción del tejido social en el mundo sigue siendo un tema pendiente de alcances mayores, pero mientras el tecnocapitalismo siga alimentándose de la migración no habrá política fronteriza que alcance.


*Este texto lo publiqué primero en mi sitio personal: roxanarodriguezortiz.com

Reordenamiento de los flujos migratorios durante el desconfinamiento

  1. Asincrónico: como sabemos, la pandemia de covid que inició en diciembre de 2019 en China fue avanzando de manera asincrónica por el resto del mundo. Se fueron cerrando las fronteras de los países como estrategia de contención del contagio del virus gradualmente y si trazamos una ruta de geolocalización de la enfermedad podremos abstraer el movimiento del confinamiento y su posterior desconfinamiento que no necesariamente fue de sur a norte o de oriente a poniente. Fue una ruta que siguió los grandes capitales, por decirlo metafóricamente.
  2. Desconfinamiento: Como tal es un neologismo del francés (déconfinement) que además, desde mi perspectiva, tiene una concepción ontológica si lo pensamos desde la deconstrucción (en otro momento hablaré de ello). En este sentido, al ser asincrónico, las necesidades de restablecer la economía en los países también ha tomado otros causes. En algunos países, especialmente los europeos, rápido se dieron cuenta que necesitaban la mano de obra migrante para resarcir algunas bajas en sectores como la agricultura y servicios de salud. Como una primera estrategia, como en Italia, España, Portugal, apostaron por una política de regularización migrante que pronto se topó con las inercias de los gobiernos de derecha y se quedó en el tintero.
  3. Limbo administrativo. La no regularización de las personas migrantes en el mundo ha propiciado que las personas se queden en limbo administrativo, sin documentos que prueben su identidad administrativa, situación que las segrega para solicitar apoyo del gobierno en el país en el que se encuentran varados, ya sea porque no pudieron continuar su camino a su destino final o porque no pudieron-quisieron regresar a sus países de origen.
  4. Abandono de las personas migrantes y solicitantes de refugio. Estos grupos vulnerables (por las precariedades históricamente acumuladas) se encuentran con más frecuencia en las zonas de convivencia fronteriza o donde están situados los campos de refugiados que, tanto la Unión Europea, como México y Estados Unidos, fueron instalando desde 2011 (derivado de la guerra civil en Siria) y 2019 (derivado del establecimiento de programas como “Quédate en México”). Esta situación la observamos en Grecia, en Tijuana, en Matamoros, en Líbano, en Libia, en Turquía, y en otros puntos donde las condiciones de higiene son precisamente el caldo de cultivo de la propagación del virus. Una forma de necropolítica a todas luces.
  5. Movilidad en curso. Contrario a lo que he podido apreciar en otras investigaciones, la movilidad humana (la intención de las personas) no ha cedido a la pandemia ni a las fronteras cerradas. Se están trazando otras rutas más costosas y más peligrosas en el mundo. Si bien es cierto que los gobiernos están registrando menos solicitudes de refugio o una disminución en el tránsito de migrantes, eso no indica que la gente no se esté moviendo, simplemente que los gobiernos, como en México, suspendieron actividades por un par de meses. Andrés Ramírez, el encargado de la COMAR, por ejemplo, afirma en su cuenta de twiter el 3 de junio de 2020 que “En el 2019, las mujeres solicitantes de la condición de refugiado en México representaron el 42.53%, del total, récord desde el 2012 en que el peso de las mujeres dentro del total fue creciendo año tras año. Este año, al cierre de Mayo, este porcentaje bajó a 39.45%”.
  6. Características de los flujos migratorios. Siguiendo los datos del propio representante de la COMAR, y a partir de la caravana migrante de alrededor de 100 personas que se encontraba en tránsito por Honduras, podemos ver que disminuye el número de personas proveniente del Triángulo Norte (Guatemala, El Salvador, Honduras) y crece la que viene de Congo, Ghana, Cuba y Haití (véase “Black Migrant Caravan in Honduras Rethinks Path After George Floyd’s Death“). También crece el número de mujeres migrantes y disminuye el número de niños, niñas y adolescentes no acompañados: “En el 2019, los NNA acompañados y no acompañados representaron el 27.22% de los solicitantes de la condición de refugiado en México. Este año al cierre de Mayo este porcentaje bajó al 20.69%” (Cuenta de twiter de Andrés Ramírez, 3 de junio de 2020).
  7. Proyectos macroeconómicos en México. Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, no pudo esperar más y al banderazo de salida de la emergencia sanitaria, con el país en los picos más altos de contagio, decidió inaugurar las obras del Tren Maya, con el pretexto de la emergencia económica en la región: “La pandemia del coronavirus ha llevado a una crisis económica, al desempleo en esta región y en el país. Por eso es muy oportuno iniciar esta obra, aquí en Lázaro Cárdenas, en este primer tramo, alrededor de 260 kilómetros de Izamal a Cancún” (Véase la nota completa del Deutsche Welle). Evidentemente para realizar estas obras (aunado al “Sembrando Vida”, otro de sus proyectos de “reforestación” que hasta ahora ha tenido muy pobres resultados) necesita mano de obra migrante. De ahí que la COMAR haya decidido en últimas fechas reabrir operaciones en la frontera sur de México (sobre este punto ya he dado cuenta en entradas anteriores, véase particularmente a lo que me refiero con frontera interregional).
  8. El sueño americano. Queda pendiente el tema de la migración hacia Estados Unidos, si bien es cierto que las personas migrantes y solicitantes de refugio (especialmente las transcontientales) están pensando en México como país de destino y el gobierno de México está por ofrecer ciertas garantías de poderse quedar en el país por un tiempo determinado; la situación con Estados Unidos es distinta por varios motivos, pero especialmente por las elecciones de noviembre y aunque los escenarios se ven muy complejos en este momento dadas las actuaciones policiales recientes y la respuesta de a sociedad civil en muchos puntos del mundo, también hay que estar pendiente de lo que no quieren nuestros gobiernos que observemos con respecto a las fronteras y a la migración.

Salud y movilidad, retos de la pandemia en las fronteras de México

Vamos por el quinto mes de la pandemia en el mundo. Algunos países, los asiáticos sobre todo están volviendo a la cotidianidad, entendida como salir a la calle a realizar ciertas actividades de comercio, laborales o de entretenimiento, siempre y cuando sigan usando el tapa bocas y manteniendo la sana distancia, mientras no se asegure que quienes ya contrajeron al covid los hace inmunes o, en su defecto, se encuentre la cura a las diferentes manifestaciones de cuadros clínicos que detona el virus (todavía en etapa experimental). En este sentido, es imposible pensar en regresar a la supuesta normalidad en la que vivíamos antes de diciembre de 2019, porque incluso cuando en el mediano plazo se de con el tratamiento adecuado para este covid, ya se habrán hecho modificaciones en diferentes niveles de las políticas públicas en el mundo, especialmente las que se refieren al tema de salud (como derecho social), que va de la mano, en el caso de esta pandemia, de la movilidad humana.

Como hasta ahora lo hemos apreciado, ha existido un cierre de fronteras en prácticamente todo el mundo para la movilidad humana, no así para el intercambio de productos necesarios para combatir la pandemia (productos médicos, alimentos, ventiladores especialmente, etc.) y salvo en contados casos se ha permitido el viaje de las personas, ubico tres situaciones puntuales: 1) personal de salud que viaje a otros países a apoyar (aquí es necesario reconocer el caso de Cuba y de China); 2) los llamados vuelos humanitarios que se encargan de regresar a sus países de origen a las personas que estaban en otros países; 3) vuelos para deportar personas de Estados Unidos y México.

La pandemia de coronavirus evidencia la precariedad y vulnerabilidad en diferentes niveles, provocados por ausencias (del estado de derecho), vacíos (legislativos) o simplemente falta de voluntad de los gobiernos para resolver problemas de más de cuarenta años. Tiempo que tiene el neoliberalismo funcionando en el mundo. De entre estos problemas, el primero, sin duda, consiste en el limitado acceso al sistema de salud y la carencia de hospitales y personal capacitado para atender la pandemia. El segundo, la poca solidaridad global de cara al confinamiento, mientras unos países cerraron inmediatamente sus fronteras acarrearon otros, en particular el de las personas en tránsito (ciudadanos, migrantes, refugiadas). El tercero, la crisis económica y la recesión que se avecina una vez que se para la cadena productiva temporal o parcialmente en el mundo y que irá acompañado de la falta de inversión y el desempleo. El cuarto, el papel de la ciencia y la tecnología en el seguimiento de los casos, ya sea como un planteamiento bioético o biopolítico. El quinto, el miedo al otro. El sexto, el austero y anacrónico sistema de educación en el mundo e incluye la disminución del gasto público en rubros como innovación y desarrollo. Existen más pero hasta aquí quiero dejar este listado para continuar con lo que me ocupa.

Esta pandemia nos afecta a todos y todas pero no de igual manera, quienes vivimos el confinamiento en nuestras casas con un sueldo seguro podemos contribuir de forma tangente con la no propagación del virus y, por ende, con la no saturación de los servicios de salud, lo que llegado cierto punto de la pandemia es inminente. Sin embargo, las personas que dependen de la economía informal, las personas en tránsito, las personas en limbo administrativo en alguna de las zonas de convivencia fronteriza en México, por citar un ejemplo, aunado a las personas que están en encierro (ya sea en el sistema penitenciario o en las estaciones migratorias); es decir, las poblaciones que acumulan las vulnerabilidades históricamente reproducidas en el neoliberalismo, son las más expuestas al contagio por diversos motivos, especialmente por carecer de las condiciones mínimas de salubridad para llevar un confinamiento y las que menos posibilidad tienen de acceder al servicio de salud de forma integral e inmediata.

Durante estos meses se han propuesto ciertas acciones, especialmente de la sociedad civil, en sintonía con lo que hizo Portugal, en primer lugar, para solicitar la liberación de las personas en centros de extranjería con la intención de reducir al máximo el hacinamiento y la propagación del virus en situación de encierro. En España se hizo algo similar, incluso a algunas personas les ofrecieron trabajo si contaban con alguna especialidad en salud (como hicieron con los y las chicanas durante la guerra). En México se ha solicitado en diversos momentos, recientemente debido a que una persona perdió la vida en la estación migratoria de Tenosique, Tabasco.

Postura con la que no he estado de acuerdo debido a que exigir la libertad de las personas migrantes y solicitantes de refugio que se encuentran en las estaciones migratorias en este momento en particular de mayor contagio del covid me parece es arriesgarlas a una mayor vulnerabilidad. Lo que en su momento comenté fue no buscar un paliativo aprovechando la coyuntura, sino una propuesta real y a largo plazo, pues lo que más me preocupa es la xenofobia que desata el miedo de épocas de pandemia (como lo hemos visto con los trabajadores del servicio del salud en el país). Desafortunadamente la respuesta de Francisco Garduño, responsable del Instituto Nacional de Migración, ante los hechos sucedidos, fue en la misma sintonía que ha prevalecido en lo que lleva esta administración:

El INM mantiene el diálogo con autoridades consulares de diferentes países de Centroamérica, a fin de concretar los retornos asistidos de sus connacionales, en medio de la emergencia de salud generada por el COVID-19 y confía en que los gobiernos de esa región preserven una política humanitaria y accedan a recibir a sus nacionales, quienes han manifestado su deseo de retornar a sus lugares de origen. 

https://www.gob.mx/inm/prensa/el-instituto-nacional-de-migracion-informa-239583?idiom=es

Varias organizaciones de la sociedad civil promovieron un amparo para “evidenciar la omisiones y negligencias en las que ha incurrido el Instituto Nacional de Migración (INM), respecto a garantizar la salud física y emocional, así como, la integridad de las personas migrantes y solicitantes de protección internacional detenidas en estaciones y estancias migratorias, durante la contingencia sanitaria por COVID-19”, que tuvo una respuesta favorable por parte de el Secretario del Juzgado Primero de Distrito en Materia Administrativa, Arturo Israel Domínguez Adame:

en su calidad de Juez [Adame], resolvió un acuerdo de once medidas que busca “preservar la vida y la salud de las más de dos mil personas migrantes y solicitantes de asilo, que ha reportado el Instituto Nacional de Migración (INM) se encuentran detenidas en las estaciones y estancias provisionales migratorias en el país”.

https://www.zonadocs.mx/2020/04/18/tras-amparo-de-organizaciones-juez-ordena-al-inm-liberar-a-personas-migrantes-detenidas-en-estaciones-migratorias/

Por su parte, un juez federal, Jonathan Bass, Juez Primero de Distrito en Materia Administrativa, ordenó liberar a las personas migrantes que se encuentren en situación de contagio en las estaciones migratorias. Desafortunadamente a ninguno de los dos casos le ha dado seguimiento el INM, pues inmediatamente después de estos hechos publicó el “Protocolo de actuación para la prevención y atención de casos sospechosos y confirmados de COVID-19 en las Estaciones Migratorias y Estancias Provisionales del Instituto Nacional de Migración”, cuyo objetivo consiste en:

Actuar frente a la contingencia sanitaria por el nuevo Coronavirus COVID-19, para asegurar la salud de las personas que ingresan a diversas actividades y las que se encuentran alojadas en las Estaciones Migratorias y Estancias Provisionales del INM.

https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/547982/Protocolo_de_actuaci_n__INM_DGPS.pdf

Solo en la estación migratoria de San Luis Potosí, una estación que está por desaparecer (estrategia del gobierno federal para centralizar las estaciones migratorias en la frontera interregional), se liberaron personas migrantes:

REFORMA publicó hoy que, hace unos días, un tribunal colegiado de San Luis Potosí estableció, por primera vez, que los migrantes no pueden pasar más de 36 horas retenidos en estaciones migratorias, al ordenar la liberación de 16 personas.

https://www.debate.com.mx/politica/Juez-federal-ordena-liberar-a-migrantes-vulnerables-a-Covid-19-20200417-0246.html

Información de último minuto señala que se van a liberar más personas de las estaciones migratorias:

Con base en recomendaciones sanitarias de autoridades mexicanas y de organismos nacionales e internacionales sobre la protección de los derechos humanos de grupos en situación de vulnerabilidad, el Instituto implementó la salida de algunas personas migrantes alojadas en las estaciones migratorias y estancias provisionales, a quienes por distintas razones no se había resuelto su situación jurídica.

http://www.alejandroencinas.mx/home/actua-inm-con-responsabilidad-ante-la-contingencia-por-covid-19/

La situación de las personas migrantes o solicitantes de asilo varadas en las zonas de convivencia fronteriza en el norte de México (vía el programa Quédate en México) no es muy distinta, precariedad, vulnerabilidad, nulo acceso al sistema de salud, condiciones insalubres y de hacinamiento para llevar el confinamiento y un largo etcétera a pesar de esfuerzos aislados de la sociedad civil para darles algún tipo de acompañamiento, mientras que la política fronteriza hospitalaria es cada vez más ausente durante esta pandemia y no sólo en México.

https://elpais.com/internacional/2020-03-20/los-migrantes-varados-en-mexico-desarmados-frente-al-coronavirus.html

Los retos para el aquí y ahora de la pandemia son enormes, para el por-venir lo son aún más. Lo que está en juego sin duda es la reciprocidad entre la salud y la movilidad de todas y todos. ¿Cuándo volveremos a viajar al extranjero? ¿Cuándo se levantará la bandera roja de la pandemia en el mundo? ¿Qué pasará con las personas en tránsito, las que se quedaron sin ciudadanía y están en limbo administrativo? ¿Las fronteras son impenetrables en época de pandemia aunque estén cerradas? ¿La solución para mitigar, controlar, erradicar la pandemia es cerrar las fronteras? No tengo respuesta a casi ninguna de las respuestas, quizá solo a la última. Desde mi perspectiva cerrar las fronteras en época de pandemia fue más un tema político que de salud, varios gobiernos (sobre todo de derecha) se han beneficiado, especialmente en la Unión Europa y Estados Unidos. Ambos casos los he estudiado por separado y considero que la pandemia fue la mejor solución a su política (anti)migratoria, México tampoco será la excepción en lograr la migración cero después del covid. Las fronteras seguirán ahí y necesitamos pensarlas no como las que impiden el paso de la pandemia sino como la puerta de entrada de lo comunitario para resarcir los daños colaterales del confinamiento. Veremos qué deciden los gobiernos.