Para Federica Ambra Psaila.
Este proyecto nació con una idea que era recurrente en todos los diálogos y las conversaciones con Roxana: “hay que hacer narrativas fronterizas”, pero “¿Qué es una narrativa fronteriza? ¿Cómo se escribe eso?” creo que era la pregunta de todos, por lo menos la mía. Hicimos un taller invitando específicamente a algunas personas que conocíamos y presentíamos interesadas en el tema.
Luego, con Yolanda, se presentó la posibilidad de hacer un seminario permanente, que ya traíamos en mente. Lo coordinamos las cuatro, con Lucía. De allí saldría un producto. El más esperado, el más sentido.
Hicimos una convocatoria, y llegaron muchos correos. El de Federica estaba allí:
Mi nombre es Federica Ambra Psaila, soy italiana y actualmente soy estudiante de doctorado del programa “Política internacional y resolución de conflictos” de la Universidad de Coimbra, Portugal.
Comunicación correo, 29 de julio de 2021
La estrategia que seguimos para tallerear los textos, inicialmente, fue dividir el grupo en tres categorías que dieran cuenta de lo que estábamos haciendo, pero no usando las que podríamos pensar como “tradicionales”: cuerpo, potencia y bordear, fue lo que decidimos, en consenso, de lo que queríamos hablar en nuestro libro. Federica siguió con Lucía, en el grupo de bordear y de ahí en adelante trabajaron los textos.
Al final, en las últimas sesiones conjuntas, nos intercambiamos las lecturas de cada relato, luego de que Roxana los leyera todos. A mí me tocó leer el de Federica:
Hola Federica,
Espero que estés bien.
Te comparto mi impresión sobre tu texto:
Creo que, como dice Roxana, está completo, tiene la atención y la secuencia que nos mantiene atentas a quienes te leemos.
Te confieso que al leer los textos de ustedes me quedo pensando más en lo que falta al mío, no sé si eso es más bien un acto egoísta y no como lo pienso: algo de admiración. (…)
Ojalá podamos compartir un poco nuestras experiencias de manera más cercana en algún espacio y momento.
Te dejo un abrazo muy grande.
Comunicación correo, 3 de febrero de 2022
El texto de Federica habla sobre uno de los días más felices de su vida, un relato que ella escribió desde algún lugar que no conocemos, sobre un momento del pasado en Sao Paulo, Brasil. En lo que narra describe sus impresiones, nos lleva a imaginarla en ese espacio, a imaginar el lugar donde estuvo, las personas con las que estuvo, los espacios, los colores, las luces y las sombras, lo feliz que era, habla de su privilegio y recuerda cómo estaba siempre presente su madre en su mente.
En mi cabeza la voz de mi madre gritaba: “¡Piedad! ¡Ni siquiera
pienses en hacer eso! ¿Has visto la cantidad de personas que bebieron
deesa taza?”; ¡Oh, mamá!, después de tantos intentos de romper el hielo, ¿me iba a negar por no tener un vaso limpio? ¡Lo bebí y se convirtió
en una fiesta! ¡Y qué fiesta!
Los Bordes, los huecos. Pág 68
Estamos tan conectados y a la vez tan desconectados en este tiempo. Federica ya no está en este mundo. No vio terminada la obra, nuestra obra, esa donde estamos entrelazadas todas, desde ahora, invariablemente. Se fue. Pero el texto está aquí, allí, allá. Y ella con él, a través de él.
São Paulo me habló de sí misma, pero también del lugar privilegiado que yo ocupo en el mundo. Me enseñó a dejar atrás los prejuicios y las comparaciones. Y que todo viaje es un viaje de ida sin vuelta
cuando nos permitimos hacer espacio, abrir huecos entre los límites
de las fronteras que nos separan, hasta el punto de lograr bordearlos,
uno por uno, en la trama de nuestras nuevas identidades híbridas.
Los Bordes, los huecos. Pág 69.
Gracias Federica. Gracias por compartirnos. Gracias por escribir juntas. Y por bordear la vida .
Gabriela Pinillos
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