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Los sin papeles se rebelan en Italia / El País

Los sin papeles se rebelan en Italia

Decenas de inmigrantes indocumentados se ponen en huelga de hambre en Roma para protestar contra su situación

Los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) italianos para inmigrantes indocumentados están en ebullición. Un total de 15 magrebíes se cosieron la boca para protestar contra su situación en el centro de identificación y expulsión de Ponte Galeria, a las afueras de Roma. Sesenta de los cerca de 80 extranjeros allí confinados a la espera de ser repatriados están desde el martes en huelga de hambre. Una muchacha intentó quitarse la vida. La protesta por las precarias condiciones en los centros —y por la lentitud burocrática que condena a sus internos a una espera infinita y sin certezas— ha prendido también en Turín y amenaza con extenderse a otras ciudades.

“He visto muchas protestas”, explica la activista humanitaria Gabriella Guido, que visitó el centro romano el sábado, “pero esas bocas cosidas me impresionaron en lo más profundo. Empezaron cuatro, y otros les emularon. Por ley, deberían quedarse dos meses como mucho [en el centro] y obtener una hoja de expulsión que les impone abandonar el territorio nacional. Sin embargo, muchos llevan encerrados cinco meses, ocho, hasta 16”, argumenta. Para esta portavoz de la campaña LasciateCIEntrare (Dejadnos entrar en los CIE), que acompaña a parlamentarios, funcionarios y periodistas en sus visitas a los centros, la situación es alarmante.

“El edificio, construido hace 20 años, nunca fue reformado. Hasta hace pocos días faltaba el agua caliente, el patio tiene rejas de ocho metros de altura, los servicios están destartalados y solo hay un grifo. Los agentes actúan con porras y pistolas. Los operadores distribuyen psicofármacos en gran cantidad para que los internados permanezcan tranquilos. No tienen nada que hacer. Pasean y fuman, fuman y pasean. Esperan tirados en la camilla. No pueden leer, porque no les permiten ni libros ni revistas, por miedo a que se provoquen incendios. Tienen derecho a 3,50 euros diarios, que gastan en cigarrillos y tarjetas telefónicas”, detalla Guido. De momento, 29 mujeres y 60 hombres esperan dentro de estos bloques de cemento con capacidad para 360 internos asentados a lado de la autovía que une la capital italiana con el aeropuerto de Fiumicino. Hasta ahora no tenían nombre ni rostro. Ahora han conseguido tener voz con la boca cosida.

El presidente del Partido democrático (PD), Gianni Cuperlo, visitó Ponte Galeria el sábado y escribió a Enrico Letta, su compañero de partido y primer ministro este mensaje: “Hay que tomar medidas inmediatas contra esta vergüenza que no es digna de nuestro país, ni de su cultura de acogida”. El senador Luigi Manconi, del PD, sociólogo y presidente de la asociación A buon diritto, que defiende los sin papeles, volvió a pedir el cierre de los centros de internamiento: “Son lugares inadecuados, ineficaces, míseros. Sin sentido”, escribió el martes en el diario L’Unità. “Las agujas [para coserse la boca] fabricadas con utensilios de la vida cotidiana nos obligan a decir en voz alta lo que hasta aquí solo hemos susurrado: los CIE no responden a ninguna motivación de seguridad y son insulto para la humanidad”.

Para sensibilizar a la opinión pública, otro diputado del PD se encerró en el que centro que más simboliza la tragedia de los sin papeles,el de Lampedusa. Khalid Chaouki, 30 años, nacido en Marruecos, educado en Italia, musulmán, casado y con dos hijos, conquistó un escaño en el Congreso con las últimas elecciones y hoy coordina la Asamblea Parlamentaria sobre Inmigración. Entró al centro de Lampedusa a las diez de la mañana del domingo: “Estaba en estado de choque por el vídeo difundido por televisión y quería ver con mis ojos en qué condiciones se hallaban los extranjeros”, explica a través del teléfono, “durante la visita me encontré con siete de los supervivientes de los naufragios de octubre, que causaron 500 muertos. ¡Seis chavales y una mujer que llevaban tres meses ahí!”, exclama indignado.

La ley establece que el límite máximo de permanencia en un Centro de Primera Acogida, como el de la isla, es de 96 horas. Solo deben servir para socorrer a los inmigrantes que llegan en pateras y decidir si son refugiados que huyen de guerras o persecuciones o inmigrantes económicos que buscan mejorar su futuro.En el primer caso, deberían ser trasladados a un centro para recibir asistencia psicológica y legal antes de iniciar los trámites de petición de asilo. En el segundo, tienen que ser enviados a un centro, como el de Roma, donde se les identifica antes de ser expulsados. Pero la realidad los confina en un limbo. “Les vi exasperados, entre la rabia, el pánico y la desconfianza por no saber qué les ocurriría. Tomé una decisión: me quedé con ellos dentro del centro”. La voz de Chaouki llega entrecortada. “Hace frío”, intenta justificarse, “anoche llovió y la humedad te penetra los huesos”. Es su segunda noche en un dormitorio del centro de Lampedusa.

Las bocas cosidas, los brazos cruzados del vídeo en el que varios inmigrantes eran fumigados en el centro de detención de Lampedusa, los tuits del diputado Chaouki han atraído la atención de los medios de comunicación y declaraciones de intención de los políticos. Las consecuencias han llegado con rapidez. Ya ha empezado el traslado de los inmigrantes de Lampedusa. Dos aviones transportaron a 200 de ellos en la mañana del martes hacia Milán y Roma.

“Hay que encontrar una forma de garantizar tanto el cumplimiento de la legalidad como la defensa de los derechos humanos”, zanja Chaouki, seguro de que su partido, mayoritario en el Gobierno, va a pisar el acelerador de una reforma en materia de inmigración. La ministra de Integración, Cécile Kyenge, de origen congolés, aboga por que se reconozca la ciudadanía a los hijos de extranjeros nacidos en territorio italiano y se suavice la ley que instauró el delito de inmigración clandestinina. El titular de Interior, Angelino Alfano, exdelfín de Berlusconi y ahora líder del Nuevo Centro Derecha también se ha mostrado de acuerdo. A pesar de su estrecho margen de maniobra, el Ejecutivo parece querer abordar en serio el asunto. Queda por ver si podrá hacerlo.

La deportación te hará libre – los campos de concentración europeos del siglo XXI / X-pressed

La deportación te hará libre – los campos de concentración europeos del siglo XXI

December 18, 2013

Author: Anna Papoutsi Translator: Sara R. Romo
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La deportación te hará libre – los campos de concentración europeos del siglo XXI

Mapa de los CIES. Aquí para ver el mapa en completo.

Existe una industria muy rentable tras los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIEs) tanto en España como por toda Europa. Desde las empresas constructoras, de catering o de salud, hasta las compañías aéreas contratadas para asistir en las deportaciones de los inmigrantes indocumentados. A menudo los ejecutivos de estas empresas ocupan también cargos en los órganos de toma de decisiones relacionadas con asuntos de inmigración o en poderosos grupos de presión, encontrándose así en una cómoda posición para poder influir en políticas públicas a favor de sus empresas.

CIEs – Centros de Internamiento de Extranjeros

Actualmente existen 8 CIEs en España, destinados a inmigrantes en situación irregular que estén en proceso de ser deportados a su país de origen. Se diría que, si una deportación no se puede llevar a cabo, se pondría en libertad al sujeto, pues su detención en estos centros ya no tendría sentido. Sin embargo, de acuerdo al estudio llevado a cabo por Martínez Escamilla en su libro “Mujeres en el CIE”, en 2011 sólo el 48% de los retenidos en CIEs acabaron siendo deportados.

La creación de los CIEs está basada en una ley de 1985 que permite la posibilidad de detener a las personas que están sujetas a un proceso de deportación. Eso sí, esta detención no puede ser de naturaleza punitiva. Estos centros -que básicamente operan en un vacío legal y se basan sólo en reglas internas- están bajo el control del Ministerio de Interior. La policía Nacional los dirige y, según testimonios de personas que han estado retenidas en estos lugares o informes pertenecientes a organizaciones de derechos humanos, estos centros son en realidad cárceles.

Las quejas por abuso de los presos son numerosas: gritos, insultos, castigos, abusos y deportaciones sin anunciar, además de tres muertes desde 2011. La más reciente ocurrió el pasado 3 de diciembre, cuandoAramis Manukyan, armenio de 42 años, se suicidió colgándose en el CIE de Barcelona. Otros presos denunciaron que los guardas lo habían torturado y que lo habían puesto, solo, en confinamiento. Desde allí se pudieron escuchar sus gritos durante horas antes de que el desdichado decidiera acabar con su vida.

El seis de enero de 2013 Idrissa Diallo, de 21 años, murió trágicamente en el mismo centro. Según varios testigos, se había quejado repetidamente de fuertes dolores y de problemas de respiración, pero nadie le prestó atención y tampoco había algún traductor para aclarar sus necesidades. Cuando llegó la asistencia médica, ya era demasiado tarde.

El 19 de diciembre de 2011, Samba Martine murió sin haber recibido ni siquiera un diagnóstico. Tenía una hija de nueve años de edad.

Deportaciones asistidas: los vuelos de la vergüenza

Una de las prácticas más controvertidas actualmente en Europa es la deportación de inmigrantes sin documentación. Antigonia, en su presentación del festival antifascista en Barcelona en noviembre, echó luz a este proceso que pasa completamente desapercibido, pese a tener componentes muy sucios.

En España, el no poseer documentación está considerado como una falta administrativa. Sin embargo, el estar detenido en un CIE para luego ser deportado es una práctica común.
Cuando se trata de deportar sólo a una o dos personas, la deporación se realiza en vuelos comerciales. Cuando son varias las personas afectadas, entonces se fletan vuelos especiales. En los dos casos, las aerolíneas que participan en este proceso son bastante conocidas para el común de los públicos: Iberia, Air France, etc.

El segundo caso requiere una planificación detallada y cuidada. El país europeo que quiere deportar a un inmigrante sin documentación ha de cooperar con su país de origen. Por ejemplo, según la Campaña por el Cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIEsNo), para un vuelo de Madrid a Senegal el Ministerio de Interior debe fletar un avión, encontrar una ruta libre, preparar el transporte al aeropuerto de los inmigrantes desde diferentes ciudades, asignar un número significativo de policías para salvaguardar la operación, coordinarse con las autoridades senegalesas y por supuesto, lo más importante, asegurarse de que el avión se llene de “pasajeros”.

El testimonio de un senegalés que fue deportado de esta manera y al que la Campaña ha conseguido localizar en su país es demoledor. Cuando llegó al aeropuerto madrileño de Barajas se dio cuenta de la envergadura de la operación. Docenas de compatriotas suyos eran forzados a esperar bajo vigilancia en una sala del aeropuerto. Algunos venían del CIE de Aluche. Otros habían sido transferido.

Sin embargo, no todos provenían de estos centros. También había inmigrantes que acababan de ser detenidos y que venían directamente de comisaría. Serigne, de Dakar, nos cuenta que uno de sus amigos fue arrestado en Valencia justo al lado de su casa, cuando salía a comprar el pan. Mbacke relata su propio drama: a él lo pillaron justo después de enviar dinero a su madre cuando iba en bicicleta de camino a su trabajo de recogida de pepinos y pimientos en el campo. Otros senegaleses fueron detenidos en Málaga, Zaragoza, Alicante, Mallorca, Almería, Salou… ¡Hay incluso casos de gente arrestada cuando iban a solicitar o renovar sus papeles!

En muchos casos la policía actúa con violencia y existen vídeos que documentan estos incidentes en los vuelos mixtos. Nadie sabe lo que ocurre en los que son fletados de manera específica para los deportados. En julio de 2007, el nigeriano Osamuyi Aikpitanyi fue asfixiado hasta la muerte durante un vuelo asistido desde España hasta Nigeria, después de que sus guardias le obstruyeran la boca. Casi cinco años después, los policías responsables de su muerte fueron condenados a pagar una multa de 600€ y fueron exculpados de cualquier responsabilidad por su muerte.
Debido a la connivencia entre el estado y las empresas de seguridad -y también a nuestra tolerancia en el asunto- la ya larga lista de personas que han perdido sus vidas a manos de las autoridades europeas sigue creciendo…

¡Podemos y DEBEMOS REACCIONAR YA!

Antigonia aconseja a cualquiera que se encuentre en un vuelo con deportados que haga lo siguiente: