“La Red por los Derechos de la Infancia en México enfoca su mirada hacia la Frontera Sur de México, usando el mo- delo de La Infancia Cuenta en México1 a través de 21 indicadores clasificados en seis dominios que nos permiten acer- carnos a la situación de los derechos de la infancia, como son demografía,
s, salud, educación, economía y hábitat. Los dominios de seguridad humana y legislación no se incluyen debido a que no existe información desagregada por municipios, lo que constituye una tarea pendiente. En el año 2006, el Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas (CRC por sus siglas en inglés), órgano encargado de dar seguimiento a la Convención sobre los Derechos del Niño2, recomendó a México intensifi- car sus esfuerzos en la creación de un sistema de información, con datos des- agregados, para el análisis de la situa-
ción de los derechos de la infancia.3
La Frontera Sur de México no solo ha sido un actor invisible en el paso de migrantes centroamericanos al país y hacia los Estados Unidos, sino también testigo del paso y formación de bandas
trasnacionales, las cuales han traído consigo el incremento de la violencia, explotación sexual, comercial, trata y narcotráfico, entre otros. La Frontera ha vivido los cambios políticos, económicos y culturales de sus vecinos centroameri- canos, ligados a los considerables nive- les pobreza y marginación, así como la poca atención que esta zona ha recibido durante años por parte de autoridades tanto federales como estatales. Estos elementos han colocado a la infancia en situación de alta discriminación.
La línea fronteriza sur está formada por 23 municipios en 4 Estados – Campe- che, Chiapas, Quintana Roo y Tabasco. La línea fronteriza de México con Gua- temala tiene una extensión de 956 ki- lómetros y con Belice 193 kilómetros. Su territorio está conformado por selva, ríos y montañas además del Océano Pacífico y Atlántico.
Es entre 1528 y 1531 que se trazó por primera vez una frontera-límite en el sur de México, lo que trajo un desplaza- miento poblacional y la entrada al ám- bito centroamericano.
Entre 1824 y 1842 se produjo un cam- bio mayor, cuando las provincias de Chiapas y Soconusco pasaron a formar parte del territorio mexicano. Vista en perspectiva histórica, además de ser línea divisoria, la Frontera es región de encuentro entre gente que lleva siglos de cruzarla en los dos sentidos y de las maneras más variadas.4
El Estado de Chiapas, con 654 kilóme- tros de línea fronteriza, es una región que en 1824 decidió incorporarse a México, después de haber sido parte de la Capitanía General de Guatemala durante tres siglos, compartiendo con esta nación centroamericana parte de su historia y cultura, además de recibir constantemente trabajadores tempora- les niñas, niños y adultos para la pro- ducción de café, plátano, caña de azú- car entre otras actividades agrícolas, ha sido un actor fundamental en materia energética, en la generación de energía eléctrica y la extracción de petróleo y gas natural. Además, durante la década de los ochenta, miles de guatemaltecos se internaron a Chiapas en busca de protección debido a la represión militar del Gobierno guatemalteco. (…)”
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