La famosa aplicación fotográfica está rompiendo el aislamiento de Corea del Norte y cada vez son más los extranjeros que documentan la vida en el estado totalitario
Por:Alba Muñoz, sábado 29 de marzo de 2014 Las redes sociales son un problema para los regímenes y dirigentes autoritarios. Desde el férreo control de la red impuesto por China, pasando el activismo youtuber surgido en las revueltas árabes, hasta el reciente bloqueo de Twitter por parte del primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan, muchos son los casos en que las herramientas digitales están suponiendo grandes dolores de cabeza para las instituciones y mandatarios poco acostumbrados a la disidencia. Y cada vez serán más. La República Popular de Corea del Norte sigue siendo un enigma. Un estado totalitario que vive detenido en el tiempo desde 1953, año en el que se firmó un armisticio entre con Corea del Sur pese a que siguen oficialmente en guerra. Con poco más de 24 millones de habitantes y totalmente militarizada, en Corea la dinastía Kim ha violado de forma sistemática los derechos humanos de la población y pocos son los extranjeros que se las han apañado para franquear sus fronteras. El primer periodista en hacerlo fue David Guttenfelder, jefe de la agencia Associated Press en Asia. Él introdujo Corea del Norte en Instagram, y ya no es el único que usuario que ha subido imágenes del país en la exitosa aplicación fotográfica.
Sabemos que las plataformas tecnológicas más utilizadas están en manos privadas y que comercian con nuestra privacidad; de hecho, ya no resulta conspiranoico afirmar que los gobiernos utilizarán masivamente nuestros datos para ejercer un control social. Sin embargo, el potencial de las redes sociales como herramientas disruptivas de presión o intervención política es uno de los grandes temas de análisis en la actualidad. Sobre todo, porque siempre pueden aparecer plataformas de software libre que sustituiyan a las plataformas privativas.
¿Proceso imparable?
Si cerramos los ojos y pensamos en Corea del Norte, nos vienen a la mente imágenes de desfiles militares, danzas festivas siniestramente sincronizadas y centenares de uniformes caqui ocupando las gradas de un inmenso parlamento rojo. Poco más, no sabemos cómo es la vida de los norcoreanos. El joven dictador Kim Jong-un mantiene, con escasas y surrealistas excepciones, el aislamiento y la censura informativa sobre el país.
La pregunta sería: ¿puede el joven líder absoluto como Kim Jong-un impedir que los escasos visitantes extranjeros tomen fotos con sus móviles y las suban a la red? La respuesta, por ahora, es que no. Cada vez son más, aunque llegan con cuentagotas, los usuarios que se atreven a mostrar la vida en Corea del Norte. En la galería que mostramos a continuación, aparecen algunas de las mejores instantáneas de David Guttenfelder, pero también de Eric Talmadge (director de la corresponsalía de AP en Pyongyang), Will Scott, profesor adjunto de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Pyongyang, y de Drew Kelly, que fue profesor de inglés en la capital durante dos años. Quizá lo más sorprendente es que Hannah y otros compañeros suyos, guías de la agencia de viajes especializada Koryo Tours, con sede en Beijing, también han subido fotos. Como los primeros exploradores y cronistas de Indias, estas tímidas incursiones podrían ser el precedente de algo imparable