Inmigrantes piden a Obama que cumpla

EE.UU. Once millones de indocumentados esperan por una ley que los convierta en “legales”

CONNECTICUT | THE NEW YORK TIMES

Fue un buen año para los jóvenes que viven en EE.UU. sin documentos, los que se autodenominan soñadores. Sus protestas y presiones ayudaron a que el presidente Barack Obama les ofreciera a muchos de ellos un aplazamiento a la deportación.

Hasta ahora, 310.000 jóvenes han salido de las sombras para presentar solicitudes y aumenta con rapidez la cantidad. Las campañas de puerta en puerta encabezadas por esos inmigrantes, quienes no pudieron votar, movilizaron a muchos latinos que sí podían, con base, no en poca parte, en la popularidad del programa de aplazamientos. Después de que los latinos recompensaron a Obama con 71% de sus votos, el presidente dijo que uno de los primeros puntos de su agenda del año entrante sería una iniciativa de ley para legalizar a 11 millones de inmigrantes indocumentados que hay en EE.UU., lo cual brindaría una vía para la ciudadanía para los jóvenes.

Detrás del impulso político, funcionarios gubernamentales y defensores dicen, hay un movimiento extenso y sorprendentemente ágil de jóvenes inmigrantes. Debido a su estatus de ilegales, no obstante, ha sido más frecuente que ejerzan su influencia a que sean visibles. En los dos últimos años, persiguieron su objetivo del reconocimiento legal con una estrategia adaptada, actos públicos de “presentación” en los que los jóvenes declaraban abiertamente su situación, y cada vez más protestas callejeras.

Ahora, dicen dirigentes del movimiento, es el momento de la retribución. Cuando el Congreso discutió una reforma amplia la última vez, en 2007, la energía populista estaba del lado de quienes se oponían a la amnistía para los inmigrantes. La airada resistencia de los republicanos derrotó a una propuesta de legalización del presidente George W. Bush.

En esta ocasión, los jóvenes inmigrantes están levantando fuerza, y buscan una legislación que abra un camino permanente a la ciudadanía. Sin embargo, al recordar que Obama también prometió al comienzo de su primer mandato moverse rápidamente en cuanto a la reforma migratoria, dicen que su actitud hacia él es la de esperar y ver.

“La gente no va a abrazar al presidente en este momento”, dijo Carlos Saavedra, de 26 años, un inmigrante de Perú y coordinador nacional de United We Dream (Unidos Soñamos), la red más grande de jóvenes inmigrantes indocumentados. “Esperan que actúe”.

Este fin de semana, United We Dream reuniría a más de 600 dirigentes (la mayoría sin estatus legal) de 30 estados en una reunión en Kansas City, Montana, para diseñar la estrategia para mantener la presión sobre la Casa Blanca y el Congreso durante la próxima pelea por la inmigración.

Hasta algunos adversarios reconocen el éxito del movimiento juvenil. “Han formulado su historia en una forma muy popular, y han hecho uso de ella con mucha efectividad”, dijo Roy S. Beck, el director ejecutivo de NumbersUSA, un destacado organismo que se opone a la amnistía.

SUPERAR EL MIEDO. La notoriedad es algo reciente para organizadores cuyo trabajo, a menudo, ha sido clandestino. En los primeros años del movimiento, hasta convocar a una reunión era un desafío, ya que muchos jóvenes, que carecían de documentos, no podían viajar en avión ni conducir sin arriesgarse a la deportación.

“Pusieron en riesgo su propia seguridad, y mandarlos de regreso a un país al que no han visto desde que estaban en pañales”, dijo Angela Kelley, una defensora y veterana de muchas guerras por la inmigración en el Congreso, hoy está en el Centro para el Progreso Estadounidense en Washington, de tendencia demócrata.

Para muchos dirigentes de Unidos, el activismo comenzó en sus últimos años de bachillerato, cuando se dieron cuenta de que su situación podría evitar que fueran a la universidad. Aquí, en New Haven, Lorella Praeli, la directora de defensoría en United We Dream, dijo que tenía dos años de edad cuando llegó de Perú. Su padre la trajo para recibir tratamiento médico después de que le amputaron la pierna debido a un accidente automovilístico. Praeli asistió a la Universidad Qunnipiac con una beca, y egresó el año pasado con honores. Ahora con 24 años, dijo que la exasperó la falta de acción del Congreso respecto a la Ley Sueño (Dream Act.) y eso la impulsó a unirse al movimiento.

Saavedra, de Boston, estaba en el bachillerato en 2004 cuando se unió a la campaña por un descuento para inmigrantes indocumentados en las matrículas universitarias para habitantes de Massachusetts. Comentó que se hizo activista después de que el Congreso estatal aprobó la ley, pero la vetó el gobernador Mitt Romney.

Gaby Pacheco, de 27 años, originaria de Ecuador, esperaba enseñar a niños con autismo, pero sin documentos no podía obtener la certificación. En 2010, con otros tres estudiantes, se unió a una caminata de protesta que duró 4 meses, desde Miami hasta Washington.

Los dirigentes tuvieron otro momento de la verdad cuando revelaron públicamente su situación de indocumentados.

El de Praeli se produjo ante las cámaras en una rueda de prensa, convocada de último minuto en New Haven, en 2010. “Una vez que ya lo hiciste público”, precisó, “no hay forma de esconderse, no hay un discurso falso. El sentimiento abrumador es que no tienes que preocuparte por ser alguien que no eres”.

Original obtenido en: http://www.elpais.com.uy/121209/pinter-680603/mundo/inmigrantes-piden-a-obama-que-cumpla/

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